Qué triste es ver como nuestro campo se va quedando poco a
poco sin habitantes; hay lugares como Hualmapo entre otros, que sólo están
habitados por adultos mayores, no hay niños, ni tampoco matrimonios jóvenes,
tampoco hay escuela que ya cerró hace algún tiempo. En Limávida quedan siete niños en la escuela,
en Docamávida tres, en Constantué cuatro. Matrimonios jóvenes en Constantué hay sólo
tres que podrían eventualmente tener nuevos hijos, pero eso es algo tentativo.
¿Pero qué pasa? ¿Por qué se genera una situación como la
descrita? Simplemente porque la juventud busca mejores horizontes en la ciudad
y la mayoría migra a Santiago donde pueden dar una mejor calidad de vida a sus
familias los que son casados, y los que no, pueden formar una familia con
mejores expectativas de vida futura. Es
el caso de Constantué donde la totalidad de jóvenes en número de seis o siete,
que por un tiempo vivieron y se dedicaron a las labores propias del campo, finalmente se fueron, y todos sus
hijos que pudieron haberse criado y formado parte de nuestra comunidad ya no lo
son, pues nacieron en Santiago y no
tienen las raíces ni las costumbres de nuestros campos; ahora ellos son
santiaguinos y sólo conocerán la tierra de sus padres en tiempo de vacaciones,
por lo que no habrá nada que los motive a establecerse en algún momento en
nuestro pueblo.
Lo preocupante es
que los trabajos propios del campo son
hechos por gente que ya es mayor, es decir no hay una generación de recambio
que pueda aprender aquellas labores, que para algunos pudieran parecer
sencillas, pero para quienes vivimos en el campo sabemos que hasta poner una simple
estaca puede transformarse en algo complejo, por lo que en algún tiempo futuro
no habrá nadie que haga este tipo de trabajos, y las zarzamoras invadirán
nuestro entorno y no habrá nadie que pueda o sepa cortarlas. Ahora si hablamos
de oficios que se han practicado durante generaciones, tales como la esquila,
la poda, herrado de caballos, hilado de lana, fábrica y tejido de mantas,
trabajos de mimbre, por mencionar algunos, la problemática es aún mayor.
Es aquí es donde me gustaría ver a nuestras autoridades,
parlamentarios, y quien corresponda, elaborar un plan, un proyecto que impida o
frene la migración del campo a la ciudad y esta compleja situación pueda
revertirse. Nuestras autoridades conocen la situación, porque no puedo siquiera
imaginar que la ignoren, no entiendo porque nunca he visto a nadie de ellos, de
la corriente política que sea, plantear
esta problemática en una sesión, medios de comunicación, ni siquiera en tiempo
de elecciones, ¿o es que acaso no les importa?
Esto no sucede solo en nuestra comuna o nuestra región, esto
es a lo largo de todo nuestro país, en el norte es aún más preocupante porque
se trata de zonas fronterizas, pero eso es tema para otra crónica.
Entonces es en estos
escenarios donde me gustaría ver el plan de las autoridades para buscar vías de
solución, porque son ellos quienes tienen las herramientas y el poder para
decidir, ellos deben hacerse parte del problema y proponer la solución, no soy
yo, aún así creo que lo que falta son incentivos para los campesinos, algo que
los motive a permanecer en el campo, tal vez mejores condiciones laborales y
previsionales, al actual gobierno tan amigo de dar bonos tal vez crear uno para los hijos de campesinos, de
tal manera que puedan estudiar sin tener que marcharse, quizás becas para que
los niños campesinos puedan estudiar profesiones y oficios que puedan ejercer más
tarde cuando vivan en nuestros campos, dar subsidios a quienes ejerzan los
oficios antes mencionados, también subsidiar a quienes quieran aprenderlos, en
fin creo que la creatividad de los organismos y personas que deben tomar parte
en esto puede superar con creces mi humilde propuesta. Lo importante es que se
tome conciencia de esto y se actúe pronto.
Iván Arriagada González
El Diario de CUREPTO.com
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